Tan débil...

Tan débil soy a veces
que sólo me sostiene
la fuerza de mi debilidad.
Me hundo porque floto y vuelo
porque tengo los pies
clavados en la tierra.
Es normal, por lo tanto, que apenas un puñado 
de locos 
comprendan mi delirio.
Los demás, se apartan asustados
o me ignoran sin más y no les culpo.
Es inútil hablar 
a gritos a los sordos.
Las gafas que me ponen quienes ven
un mundo de color que yo no veo
sólo consiguen marearme.

©Santiago Pérez Merlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario