Tres etapas

I

Asciendes muy despacio, como si en cada paso,
en lugar de aligerar tu carga
se añadiera a tu espalda
una piedra del camino.
Mas subes sin temor,
con paso decidido y mirando hacia arriba
(o quizás hacia dentro).
La cima se adivina
un poco más allá.

II

Has llegado a la cumbre,
te sientas y contemplas
el mundo casi como una diosa,
como si un invisible tropel de querubines
(o algo similar)
te hubiera coronado
-no sé-   
“Reina de la Montaña
 y del Sosiego”.

III

Llevas ahí cuarenta y ocho horas
y yo espero paciente que decidas
si serás mañana nube,
piedra,  cumbre callada y alta,
o vas a descender
como arroyo sereno,
como salto de agua ruidoso y juvenil
donde pueda calmar
mi sed antigua de silencio.

©Santiago Pérez Merlo

2 comentarios:

  1. Ufffff, que bonito, cuanta belleza, poesía en estado puro!!! Me encanta.Aplausos, aplausos, muchos aplausos...

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  2. Inmenso Santiago, sublime. Abrazo grande

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